Aconsegueixen que l'ablació continuï
prohibida a Gàmbia | 2024-07-16 (1/7) - Pujat per WEBMASTER (Catalansalmon) - Comparteix
La proposició considerava que penalitzar
la mutilació genital femenina és "una
violació dels drets dels ciutadans a
practicar la seva cultura i religió"
https://www.ccma.cat/324/lablacio-contin
ua-prohibida-a-gambia-el-parlament-rebut
ja-lintent-de-derogar-la/noticia/3303586
/
Més info a
www.ccma.cat | | El Parlamento de Gambia rechaza el
proyecto de ley que que pretendía
despenalizar la mutilación genital
femenina | 2024-07-15 (2/7) - Pujat per WEBMASTER (Catalansalmon) - Comparteix
Tras cuatro meses de debate político y
social, una mayoría de diputados rechaza
el proyecto de ley que pretendía
despenalizar la ablación, declarada
ilegal desde 2015
https://elpais.com/planeta-futuro/2024-0
7-15/el-parlamento-de-gambia-decide-no-d
erogar-la-ley-que-prohibe-la-mutilacion-
genital-femenina.html
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| | Moren almenys 69 infants a Gàmbia
després d'haver pres xarop per a la tos | 2022-10-10 (3/7) - Pujat per WEBMASTER (Catalansalmon) - Comparteix
Fins a quatre xarops diferents estarien
contaminats, i l'OMS ha emès una alerta
oficial
https://www.ccma.cat/324/moren-almenys-6
9-infants-a-gambia-despres-dhaver-pres-x
arop-per-a-la-tos/noticia/3189142/ Més info a
www.ccma.cat | | El consolat de Gàmbia vol impulsar un
vol directe entre els aeroports de
Girona i Banjul | 2020-10-05 (4/7) - Pujat per WEBMASTER (Catalansalmon) - Comparteix
Foto: La trobada entre el cònsol de
Gàmbia i el director de l'aeroport a
Girona [ACN/cedida] El consolat de
Gàmbia vol impulsar un vol directe que
connecti l'aeroport Girona-Costa Brava
amb la capital del país africà, Banjul.
El cònsol de la república a les
comarques gironines, Kabuneh
https://exterior.cat/noticies/el-consola
t-de-gambia-vol-impulsar-un-vol-directe-
entre-els-aeroports-de-girona-i-banjul/<
br> Més info a
exterior.cat | | Gambia, los horrores ocultos de la
dictadura silenciosa de África | 2020-07-13 (5/7) - Pujat per WEBMASTER (Catalansalmon) - Comparteix
Tres años después de la caída del
dictador gambiano Yahya Jammeh,
presionado por las movilizaciones tras
perder en las urnas, una comisión saca a
la luz los terribles crímenes cometidos
durante dos décadas, apoyado en su
aparato de represión, la connivencia de
la justicia y la inacción exterior
https://elpais.com/internacional/2020-07
-12/gambia-los-horrores-ocultos-de-la-di
ctadura-silenciosa-de-africa.html
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| | La lucha de Gambia para cerrar las
heridas de la dictadura | 2019-06-04 (6/7) - Pujat per WEBMASTER (Catalansalmon) - Comparteix
El nuevo gobierno ha creado la TRRC, una
comisión que investiga lo acontecido en
la dictadura y cuyas audiencias
interrogando a militares y políticos se
retransmiten por la televisión pública
http://ctxt.es/es/20190529/Politica/2640
5/Gambia-memoria-dictadura-comision-verd
ad-Yahya-Jammeh.htm
Fue el 16 de diciembre de 2004.
Entonces, cuando Deyda Hydara dio por
finalizada su jornada laboral al frente
de The Point Newspaper, el primer
periódico de Gambia en antigüedad y en
lectores que él mismo fundó, se montó en
su coche y, junto a un par de
compañeros, puso rumbo a su casa. Nunca
llegó. En mitad del camino, unos tipos
se apearon de otro vehículo y lo
tirotearon hasta asesinarlo. Sus
acompañantes sólo resultaron heridos. La
razón: la línea editorial del rotativo
era feroz contra Yahya Jammeh, el
dictador gambiano que asaltó el poder en
1994 con un golpe de Estado y que lo
mantuvo, ya bajo las sigas del partido
político APRC (The Alliance for
Patriotic Reorientation and
Construction, la agrupación que fundaron
los militares tras el golpe) hasta 2016.
“A mi padre lo mataron por denunciar
todos los casos de corrupción y de
violación de derechos humanos. Este
periódico siempre se posicionó en contra
del dictador. Por eso estuvo cerrado un
tiempo y sufrió una brutal persecución”,
afirma Baba Hydara, su hijo y actual
editor del mismo rotativo. “Fue uno de
tantos, una víctima más de las acciones
de un régimen que asesinó, torturó e
infligió gran sufrimiento al pueblo
gambiano”.
Yahya Jammeh gobernó con mano dura
Gambia, el país más pequeño de África,
con algo menos de dos millones de
habitantes, durante 22 años. La magnitud
de las atrocidades que se perpetraron en
el país bajo su mandato sólo es
comparable a la grandeza de sus
delirios. Jammeh fue capaz de vender al
mundo que había inventado una cura del
VIH, un remedio que se aplicaba en un
hospital gubernamental, también de su
propia creación, y que provocó decenas
de muertes al obligar a los pacientes a
abandonar los tratamientos retrovirales.
También dijo haber creado una pócima
capaz de acabar con la brujería, que
repartía entre la población acusada de
ello, sobre todo entre mujeres.
Respondía a las protestas con
detenciones y tiroteos y se le acusa, de
igual modo, de ser responsable de
decenas de asesinatos y desapariciones,
muchas de las cuales todavía se
encuentran sin resolver.
Cuando en 2016, tras las primeras
elecciones democráticas o, al menos, las
únicas que no levantaron las suspicacias
de la Comunidad Internacional, el
presidente fue depuesto y obligado a
huir a los países vecinos, los
damnificados por los crímenes de la
dictadura, aprovechando la transición
política, comenzaron a organizarse.
Nueve familias se unieron entonces para
fundar el Gambia Center for Victims of
Human Rights Violations. Hoy, casi dos
años después, las víctimas se cuentan
por cientos y aumentan cada semana.
“Necesitamos justicia, saber qué es lo
que pasó durante tanto tiempo. Aquí
puede venir quien quiera. Animamos a
todo el mundo que se haya sentido
perseguido por la dictadura a que acuda
a nosotros para que podamos ayudarle. Ya
lo han hecho unas 800 personas. La queja
más común son los arrestos
injustificados que se produjeron, pero
hay gente que viene y nos dice que
necesita saber qué pasó con su hija, con
su hermano o con su padre”, explica
Zainab Rilwan, responsable de
Documentación de la asociación y una de
sus fundadoras.
Zainab cuenta que la Asociación ya ha
documentado 30 casos de personas
desaparecidas y 40 de asesinatos. Aunque
podrían ser muchos más. Ella, prosigue,
sigue buscando a su hermano. “Era
soldado. Su nombre era Ebolo. En 2006
estuvo implicado en un motín y fue
arrestado. No recuerdo bien, pero creo
que era por marzo o abril. Un par de
días después de su detención, el
gobierno de la dictadura anunció que
cinco de los presos que habían
participado en aquel golpe iban a ser
trasladados a otra cárcel. Ya no
volvimos a saber nada de él. Dijeron por
la televisión que el camión que los
transportaba tuvo un accidente en el
camino y que los prisioneros huyeron a
pie. Al principio pensamos que era
verdad. Pero después, cuando pasaban las
semanas y no teníamos noticias suyas,
empezamos a creer que lo habían
asesinado. Nadie volvió a ver a mi
hermano nunca más. Hoy estoy seguro de
que lo mataron. Era un hombre joven, de
29 años, y tenía mujer e hijos. Nadie
desaparece así…”, recuerda.
Sentada en una silla en la sede de la
Asociación, a las afueras de Serakunda,
una de las ciudades más grandes de
Gambia, a Zainab le cuesta hablar sobre
su hermano. “Todo esto fue, y sigue
siendo, muy duro para toda mi familia.
Sus niños eran todavía pequeños, así que
no fue difícil decirles que su padre se
había ido de viaje. Poco a poco,
conforme han crecido, han ido
descubriendo la verdad. Mi madre lo pasó
muy mal. Tuvo que ayudar mucho. Yo
también tuve que hacerlo. No hay forma
de explicar cómo nos sentimos.
Simplemente, no podemos aceptar que eso
pasara y que quede en el olvido”,
afirma. Y prosigue: “Días antes de su
detención estuvo en casa y nos dijo que
estaba tranquilo, que él no era parte de
aquella protesta. ¡Cómo cambia la vida!
Un día estás hablando con él, al día
siguiente te informan de que está
arrestado y al otro ya no vuelves a
verlo nunca más”.
Los testimonios recogidos por el ‘Gambia
Center for Victims of Human Rights
Violation’ no difieren mucho del de
Zainab. La asociación, que no tiene
carácter político ni nació vinculada a
ningún partido, ha documentado también
torturas llevados a cabo por la Agencia
de Inteligencia Gambiana (NIA por sus
siglas en inglés) en la época del
dictador, ha demostrado la existencia de
coacciones para firmar declaraciones
falsas y ha ayudado a localizar fosas
comunes con restos humanos de asesinados
durante la dictadura, que ya han
comenzado a exhurmarse. “Cada mes llegan
testimonios de gente que perdió a sus
familiares injustamente. Trabajaremos
para que esto no pase nunca más”,
sentencia Zainab.
La comisión reparadora y sus
audiencias
Los movimientos ciudadanos no han sido
las únicas respuestas a los años de
barbarie. Después de las elecciones de
2016, donde resultó ganadora una
colación formada por siete partidos
opositores al régimen, y capitaneada por
Adama Barrow, actual presidente (que
necesitó la intervención de la comunidad
internacional porque su rival, Yahya
Jammeh, se negó a aceptar la derrota y
amenazó con una dura represión), se han
sucedido las acciones. La más importante
ha sido la impulsada por el Ministro de
Justicia y reputado abogado gambiano Ba
Tambadou, que había trabajado durante
más de diez años para el Tribunal Penal
de las Naciones Unidas para Ruanda
(organismo encargado de depurar las
responsabilidades del genocidio
ruandés). Tambadou ha dirigido en Gambia
la creación de la Truth, Reconciliation
and Reparations Commision (Comisión para
la Verdad, Reconciliación y Reparación,
TRRC) por sus siglas en inglés).
Esta Comisión, que por mandato
gubernamental sólo tendrá dos años, más
uno prorrogable, para alcanzar sus
objetivos, está formada por once
personas y trabaja para arrojar luz
sobre los asesinatos sumarios, los
secuestros, las desapariciones y todas
las violaciones de derechos humanos
acontecidas durante los 22 años de
dictadura. Para ello ha comenzado ya una
serie de audiencias que comanda su
equipo legal, compuesto por cuatro
juristas locales, y que seguirán un
orden cronológico; empezaron el pasado
febrero con el interrogatorio a los
militares envueltos en los primeros
crímenes, los de 1995, y finalizarán
investigando los acaecidos en 2016,
durante los últimos meses de mandato del
expresidente.
La TRRC no puede imponer penas a ningún
interrogado, aunque estos confiesen
crímenes durante las audiencias. Tampoco
tiene el poder de conceder amnistías.
Esa potestad corresponde únicamente a
los jueces, que decidirán si basarse en
las conclusiones de la TRRC, cuando ésta
acabe su labor, para dictaminar sus
penas. La Comisión, en cambio, sí deberá
pedir la comparecencia de aquellas
personas contra las que haya pruebas
fehacientes de violaciones de derechos
humanos. Si esta persona se niega, el
organismo puede exigir a las autoridades
que intervengan y el requerido podría
ser llevado a declarar a la fuerza. Las
víctimas, además, tienen la posibilidad
de pedir voluntariamente su
comparecencia para explicar lo sufrido.
“Lo que haremos será recomendar al
sistema judicial, en función de los
testimonios, la encarcelación de los
responsables de las torturas y los
asesinatos”, explica Imram Darbor,
coordinador de Proyección Externa del
organismo.
Las audiencias, que tienen periodicidad
diaria, las retransmite en directo la
televisión pública gambiana.
“Necesitamos que el país entero entienda
las cosas que pasaron y también que
sepan que vamos a respetar el dolor de
las víctimas. Muchas han sufrido
demasiado tiempo sin poder decir nada”,
afirma Imram. Y lo ejemplifica
recordando uno de los casos más sonados:
“En el año 2.000 hubo una manifestación
estudiantil que fue violentamente
reprimida por el dictador. La policía
abrió fuego, mató a 16 chavales, todos
jóvenes, e hirió a bastantes más.
Algunos de los supervivientes de aquello
han venido a decir que quieren hablar.
Todavía tienen restos de las balas y de
metralla dentro de sus cuerpos y
lamentan que nunca hayan podido decir
nada al respecto. Hasta ahora”.
Por estas audiencias, finaliza Imram,
deberán pasar también policías,
militares y responsables de medios de
comunicación para ayudar a esclarecer
todos los crímenes cometidos. El
gobierno gambiano también ha impulsado
otra comisión de similares
características para inspeccionar los
crímenes financieros y la corrupción y
otra encargada de velar por el
cumplimiento de la Constitución.
Sanar el pasado, mirar al futuro
Lo cierto es que los escándalos
atribuidos al dictador Yahya Jammeh, que
actualmente se encuentra huido del país
gambiano, son muchos y diversos, aunque
algunos trascendieron más que otros,
sobre todo de cara a la comunidad
internacional. Hay varios ejemplos. Uno
de los mas recientes e importantes por
su influencia en el devenir de los
acontecimientos fue el asesinato a manos
de la policía del entonces opositor Solo
Sandeng, en abril del 2016, acción que
propició múltiples protestas civiles que
serían el detonante para el
derrocamiento del dictador.
Pero los escándalos son muchos y muy
prolongados en el tiempo. Jammeh reformó
la Constitución para perpetuarse en el
poder, pronunció discursos repletos de
odio contra la etnia mandinga, la más
numerosa en Gambia (él pertenece a la
etnia Yola, a la que privilegió durante
su mandato) y, en el momento de
marcharse al exilio, lo hizo, según
denunció Mai Ahmad Fatty, asesor del
presidente actual, llevándose consigo
unos 500 millones de dalasis (alrededor
de 10.5 millones de euros) de dinero
público, además de otros objetos de lujo
como tres Roll Royce. Otras fuentes
afirman, sin embargo, que el dinero
sustraído fue bastante más.
“Gambia es muy pequeño; sólo hay dos
millones de personas y las familias,
como en otras partes de África, suelen
tener muchos componentes. Es necesario
reparar el sufrimiento y avanzar en la
reconciliación porque, a menudo, las
víctimas son familiares de los
verdugos”, resume Imram Darbor. “Hay
damnificados de todas las edades, de
todas las etnias y de todas las
afiliaciones políticas, incluso del
partido político del dictador. De hecho,
hay víctimas que eran parientes suyos”,
dice Zainab Rilwan en la sede del Gambia
Center For Victims of Human Rights
Violation.
Como Baba y Zainab, son muchos los
gambianos que luchan por encontrar a sus
hijos, a sus maridos, a sus mujeres, a
sus amigos. Quieren cerrar una herida
que todavía supura y enterrar hondo la
llave para que nadie vuelva a abrir la
cicatriz. “De todo lo que pasaba en
Gambia, el presidente quería su parte.
Yahya Jummeh hizo de la corrupción su
forma de gobierno y de la represión su
máximo aliado. Saber lo que pasó puede
ser muy doloroso, pero antes de avanzar,
antes de reconciliarnos todos, es
imprescindible que sepamos la verdad.
Lucharemos para que el dictador vuelva a
Gambia, a nuestro país, y pueda terminar
sus días en la cárcel. Por ahora es muy
difícil, pero creemos firmemente que no
va a ser siempre así”, finaliza Baba
Hydara en la redacción de The Point
Newspaper, sentado en la silla que un
día ocupó su padre. | | Així es roben 1.000 milions de dòlars
d'un país empobrit | 2019-03-29 (7/7) - Pujat per WEBMASTER (Catalansalmon) - Comparteix
Una investigació periodística descriu la
xarxa del frau de l'expresident de
Gàmbia
https://www.ara.cat/internacional/Aixi-r
oben-milions-dolars-empobrit_0_220537961
2.html
Derrotat a les urnes, Jahya Jammeh,
expresident de Gàmbia, va marxar cap a
l'exili equatoguineà amb mil milions de
dòlars que havia robat de les arques
públiques durant els 22 anys que havia
dirigit de manera dictatorial el petit
país de l'Àfrica occidental. La suma del
botí és molt superior als 90 milions que
havia estimat el seu successor, Adama
Barrow, quan es va fer càrrec de la
presidència el 2017. La xifra l'ha donat
l'OCCRP, el projecte de periodistes
especialitzats en la investigació de la
delinqüència organitzada i la corrupció,
que ha revisat milers de documents que
acrediten el saqueig perpetrat.
Els periodistes assenyalen que Jammeh va
posar la mà als fons de les companyies
nacionals de petroli i
telecomunicacions, les tales il·legals
de fusta, el Banc Central o la caixa de
la seguretat social. Un autèntic
cleptòman que es va exiliar a la Guinea
Equatorial de Teodoro Obiang sense
respondre a les denúncies de crims
contra la humanitat i violacions de
drets.
En aquest últim cas, la investigació
subratlla que quan el 2012 el dictador
es va obsessionar amb la compra d'un jet
privat va tirar del fons públic de les
pensions i ara els jubilats se'n
ressenten a l'hora de cobrar la
quantitat que els correspondria en
arribar a la jubilació. Només entre els
anys 2010 i 2014 el president va agafar
60 milions de dòlars d'aquesta caixa,
que també serveix per pagar els
funcionaris, els militars i els ajuts
socials. Un altre cop, el frau públic té
la ciutadania com la gran damnificada.
El dictador que es va inventar una cura
per a la sida
El dictador que es va inventar una cura
per a la sida
Extravagant, al president li agradava
convidar estrelles amb els diners
públics i viatjar a destinacions
turístiques exclusives. També els seus
col·laboradors van tirar de veta, segons
els periodistes, i van comprar vaixells,
avions... La bogeria de Jammeh va
arribar a proclamar que havia aconseguit
una cura per a la sida, i sense cap base
científica ni aval d'investigadors va
obligar a sotmetre malalts a les seves
tècniques, que requerien deixar de
prendre la medicació dels
antiretrovirals. Els damnificats han
presentat una denúncia, però amb poques
possibilitats que acabi responent amb el
seu patrimoni personal per indemnitzar
les víctimes.
"Jammeh va considerar que tot era seu",
ha assenyalat als investigadors Sidi
Sanneh, un dels ministres d'Exteriors
del país, que ha admès que el saqueig
del fons de pensions és "potser el
pitjor dels crims", fins al punt que
l'equipara amb el "robatori del futur"
de les pròximes generacions.
Jammeh no ha perpetrat el frau en
solitari, sinó que es va fer envoltar
per un nucli de confiança d'empresaris,
polítics i militars tant gambians com
estrangers que l'ajudaven a moure els
diners.
Antic oficial militar, Jammeh va
irrompre al poder quan va guanyar un cop
d'estat el 1994 i durant les dues
dècades va sotmetre el país a una
política de mà de ferro on ell era el
que ho controlava tot. Gàmbia, un país
de dos milions de persones, està
considerat un dels més empobrits de la
regió i té en l'agricultura,
l'explotació dels recursos naturals i el
turisme de platja les seves grans fonts
de finançament, a banda de les
importants remeses que aporta la
diàspora.
El 2016 va perdre contra pronòstic
contra Adama Barrow a les eleccions,
però no va reconèixer els resultats fins
que es va fer evident que les amenaces
dels altres països de la regió
d'intervenir militarment per fer-lo fora
eren serioses després d'unes setmanes
d'incertesa. | |
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