El Perú va ser durant les primeres
setmanes de l’epidèmia l’inici d’una
prometedora història. El 16 de març, amb
només 71 diagnosticats, el president
Martín Vizcarra declarava l’estat
d’alarma, que implicava el tancament de
fronteres, tocs de queda i confinament
estricte, i llançava un ambiciós paquet
socioeconòmic per als més vulnerables.
Les mesures van contenir la transmissió,
però ara el Perú (32 milions
d’habitants) és amb 130.000 el segon
país de la regió amb més contagis, per
darrere només del Brasil (392.000
positius i més de 200 milions
d’habitants). L’OMS ja ha situat el nou
epicentre del covid-19 en l’Amèrica
Llatina, amb la corba disparada.
Són diversos els factors que expliquen
el gir cap a una història dramàtica al
Perú, segons els especialistes. En part
són els mateixos que es repeteixen als
països subdesenvolupats, on ha quedat
clar que els confinaments no funcionen
en societats desiguals com les de
l’Amèrica Llatina i el fet de quedar-se
a casa és “un privilegi” que no es poden
permetre els ocupats en l’economia
informal, els que no tenen nevera i els
que han de sortir a buscar-se la vida al
carrer, explica Kathleen Page,
professora associada de la Universitat
Johns Hopkins. La pobresa i extrema
pobresa, com a factor d’exposició a un
virus que contagia abans de donar la
cara. I al Perú el 70% de la població ha
de viure al dia, en molts casos en
barris molt densos en què és impossible
un confinament amb condicions d’higiene
i seguretat per la falta d’una aixeta i
de prou espai per mantenir distàncies.
Així, els mercats han sigut els grans
“focus de contagi”, assenyala Francisco
García Arbildo, traumatòleg de
l’Hospital d’Arzobispo Loayza de Lima.
Mercats ambulants o estables no estaven
preparats i venedors i compradors van
fer com sempre, sense que ningú tingués
en compte l'alta transmissió del
covid-19. Al mercat central de La
Victoria de la capital peruana més del
80% dels paradistes van donar
positiu.
Cues als bancs
Per al doctor peruà, el govern va
cometre un altre error de càlcul quan va
concedir ajudes directes de 770 soles
(més de 200 euros al canvi) per a la
població més vulnerable sense tenir en
compte que només 4 de cada 10 peruans
tenen un compte bancari, cosa que va
obligar a anar a les sucursals a cobrar
en efectiu. “A les cues dels bancs es
van infectar molts ciutadans i ara
s'alerta que el focus és en el
transport, als autobusos, on s'han de
moure els més pobres”, s’exclama García
Arbildo, que lamenta que després de
tants inconvenients “el confinament ha
servit de ben poc”.
El president Vizcarra ha defensat el fet
que, a diferència d’altres països de la
regió, queden pocs casos amagats perquè
s’han fet moltes proves per detectar
positius. Però el traumatòleg subratlla
que el coronavirus ha posat en evidència
la poca inversió en sanitat de les
últimes tres dècades. “La sanitat s’ha
oblidat i en l’últim pressupost només
suposa el 2,2% del PIB nacional”, es
queixa l’especialista, que denuncia
l'escassetat de guants, de mascaretes
per als professionals o de respiradors,
malgrat els esforços a buscar-ne als
mercats.
L’Amèrica Latina és encara lluny
d’aixafar la corba. S’han diagnosticat
760.000 positius i han mort més de
40.000 persones. Amb el Brasil de
Bolsonaro, que intenta acabar amb els
confinaments, i el Perú que havia
intentat fer els deures, hi ha la Xile
de Piñera, amb un sistema de salut
privatitzat, o el Mèxic de López
Obrador, a qui se li retreu que
minimitzés l’impacte del coronavirus.
Des de Baltimore, Kathleen Page
subratlla la fragilitat de les
comunitats indígenes i dels refugiats,
que estan més desprotegits dels contagis
per les feines o les condicions de vida
que tenen i, a més, queden fora dels
circuits sanitaris ja de per si febles.
La doctora, especialista en Veneçuela,
alerta que la combinació coronavirus
descontrolat i crisi econòmica
estructural tensionarà encara més el
país i farà que centenars de milers de
veneçolans emigrin als països veïns. I
emigració i pandèmia encaixen malament.
Casi 3.000 niñas menores de catorce años
dan a luz cada año en EcuadorLa cifra
representa un incremento del 78% de
embarazos precoces en la última década,
según la Encuesta Nacional de Salud y
NutriciónLa Fiscalía General del Estado
ha registrado 18.000 casos de
violaciones en los últimos cuatro años,
pero gran parte no son denunciados por
las víctimas
Daniela (nombre ficticio) tiene
dieciséis años. Se quedó embarazada con
doce años y se convirtió en madre a los
trece años, con un hombre que le doblaba
la edad. Vive en un centro de acogida en
las afueras de Quito con su hijo
Christian, de tres años. El padre de su
hijo era un vecino de la familia que
después se convirtió en amigo de su
madre y, por último, en su novio y padre
del bebé: "[Cuando el padre del bebé se
emborrachaba] me golpeaba y me cogía del
cuello".
El bebé Christian nació prematuro,
cuenta la joven: "Dicen que es así en
las madres adolescentes, que los bebés
no tienen espacio ni buena alimentación,
pero hoy está bien". Con la llegada del
bebé, el padre de Christian le dijo a
Daniela que hablaría con su madre "por
si le daba los apellidos".
Reconocer la paternidad y pagar una
pequeña pensión alimenticia, le evitaría
problemas con la justicia ya que, en
Ecuador, mantener relaciones sexuales
con un menor de catorce años se
considera legalmente como violación. Es
una epidemia que supera los 18.000 casos
de violaciones registrados por la
Fiscalía en los últimos cuatro años,
aunque gran parte de estos no se
denuncien por las mujeres que los
sufren. En Ecuador, el aborto es ilegal
excepto en el caso de riesgo para la
vida de la madre o si el embarazo es
producto de la violación de una mujer
que sufre de discapacidad mental.
Sin embargo, tras sucesivas palizas con
intento de asfixia, Daniela decidió
marcharse con su bebé, lejos del padre y
de su propia familia, que tampoco
suponía un entorno positivo para ellos.
Desde la edad de doce años, cuando fue
víctima de violación a manos del padre
de su hijo, no quería quedarse
embarazada pero no sabía cómo evitarlo:
"Escuché en la escuela … sabía de la
píldora del día después. Me daba mucha
vergüenza usar esas cosas y
conseguirlas. El pueblo es pequeño y qué
vergüenza".
En el refugio donde hoy vive con su
niño, Daniela tiene todas las
necesidades básicas cubiertas: "Me
ayudan con medicinas y en lo personal
siento más confianza en mí misma y más
capacidad para cuidar a mi hijo". Por el
refugio donde vive también ha pasado su
hermana mayor, a raíz del abuso sexual
que sufrió a manos del papá de Daniela:
"Él está preso por 26 años. Me siento
mal por mi hermana porque, uno como hijo
espera que su mamá y papá lo cuiden,
pero también me siento mal por él porque
no deja de ser mi papá".
Tras dar a luz, su propia familia y el
padre de su hijo (su violador), no le
permitieron volver al colegio. No
obstante, Daniela sueña con estudiar
psicología "para hipnotizar a las
personas y que recuerden su pasado". Le
gustaría ponerlo en práctica con ella
misma, porque solamente tiene recuerdos
desde los nueve años y sospecha que pudo
haber sufrido abusos antes de esa edad.
"Tengo un poco de miedo de que mi papá o
dos de mis tíos me hayan hecho algo y
quisiera que alguien me ayude a
encontrar si me pasó algo y me desespera
un poquito".
Daniela es una más de las casi 3.000
niñas menores de catorce años que cada
año dan a luz en Ecuador. Supone una
estadística preocupante para las
autoridades de Salud, que tienen como
tarea pendiente la reducción del número
de embarazos adolescentes. En la última
década, el incremento de partos de niñas
entre 10 y 14 años fue del 78%, según la
Encuesta Nacional de Salud y Nutrición
(ENSANUT) de 2018. En palabras del Dr.
José Masache, ginecólogo del área de
adolescentes de la Maternidad Isidro
Ayora de Quito, es una "tragedia" a la
que se enfrenta cada mañana en su
consulta: "Estos casos son legalmente
considerados como violación y nosotros
apagamos incendios forestales con
extintores".
Madre adolescente con su hija
Madre adolescente con su hija REBECA
CALABRIA / QUITO
Casi dos décadas trabajando en este
hospital y no pasa ni un día que, al
comenzar la jornada, este médico no se
pregunte cómo retrasar la maternidad
adolescente, algo normalizado en las
clases sociales menos favorecidas. "Su
proyecto de vida es ser madres. Quieren
ser mamás, aunque sea de un violador",
cuenta el Dr. Masache, el titular más
desesperanzador que se extrae del
estudio que han elaborado en este
hospital. Se debe principalmente a la
falta educación sexual, informa Masache,
la ausencia de proyectos de vida que
empoderan a la mujer.
Michaela tiene catorce años, pero quedó
embarazada a los trece. En el colegio,
también le recomendaron como métodos
anticonceptivos la abstinencia o la
píldora del día después. Aunque su madre
nunca le habló de cómo prevenir
embarazos, sí le retiró la palabra
cuando se enteró del suyo. Michaela
decidió seguir adelante porque "el bebé
no tenía la culpa". Aunque regresa al
centro médico por una revisión, no llega
emocionada a la consulta con un recién
nacido en brazos, ya que lo perdió
durante el parto en la semana 37 de
gestación, algo nada excepcional ni
único, según las estadísticas de
embarazos precoces. Los médicos revisan
su implante anticonceptivo en el brazo
porque con catorce años ya se ha
convertido en población de riesgo; los
indicadores dicen que los embarazos se
suelen repetir a los once meses. "No
quiero tener hijos, quiero volver al
colegio," afirma la adolescente.
Según la psicóloga y terapeuta Teresa
Cruz, de Cumbayá, a las afueras de
Quito, las niñas-madres que asisten a
sus talleres tienen un denominador
común: "Están resentidas con el mundo
porque no es lo que ellas quieren. Odian
a esos bebés y ven en el niño la cara
del padre y es la misma imagen".
Cuatro ministerios del gobierno de
Ecuador trabajan de forma conjunta para
acabar con la maternidad adolescente
como un problema de salud pública. "Nos
afecta a todos como sociedad, porque
tienen que dejar de estudiar, acceden a
trabajos no remunerados para cuidar de
su hijo e ingresan en el círculo de la
pobreza", resume el Dr. Masache.
La religiosa Francisca Ramos, hermana de
la Orden de Nuestra Señora de la Caridad
del Buen Pastor, nos recibe en el Hogar
de la Madre Soltera Adolescente, que
dirige en Conocoto, localidad a una hora
de Quito. Aquí llegan mamás de doce a
diecisiete años, ya con sus bebés o a
punto de dar a luz, enviadas por la
Fiscalía con una orden judicial. Todas
provienen de un ambiente de maltrato
intrafamiliar o abusadas por su novio y
les cuesta denunciar.
Se han encontrado con casos de niñas en
el Hogar que no sabían con exactitud
quién era el padre del bebé porque la
niña era víctima de violaciones
recurrentes por varios hombres dentro de
su propia familia, según la madre
Francisca Ramos. La religiosa también
recuerda el caso de otra niña que, al
llegar al centro, había denunciado a su
propio padre como padre de su hijo. Sin
embargo, la adolescente habría cambiado
su historia tras recibir una visita de
su madre.
No obstante, a pesar de la tragedia que
la rodea, la madre Francisca conserva la
misma ilusión cada día para seguir
luchando: "Lo que queremos es
interrumpir la cadena, ellas son hijas y
nietas de violaciones, que no se vuelva
a repetir, que las bebitas que tengo
aquí no sean abusadas, que vivan en un
mundo con alegría".
Los indígenas peruanos suelen tener un
nombre para uso familiar y otro,
generalmente español, para fines
oficialesEn el año internacional de las
lenguas indígenas, el registro nacional
de Perú insta a los registradores a
aceptar nombres en lenguas
nativas"Cuando te dan un nombre que no
sabes lo que significa y que es ajeno a
ti, no te identificas con tus raíces",
señala Phallcha Wilkanina
Perú alberga el cuarto bosque más grande
del mundo, con una extensión de 680.000
kilómetros cuadrados (la superficie
total de España es de 505.370 km2). El
bosque peruano, buena parte del cual
se...
Atenció, tot i que els anuncis del tauler son postejats per membres registrats de la web, Catalansalmon NO certifica ni comprova que siguin autèntics o actualitzats, i per tant NO es fa responsable, no fotem :)